Noche invernal de múltiples
presagios,
bien sabes cómo he aprendido a
estimar
ese abrigo que generosamente me
ofreces,
cuando penetro en tu fecunda
oscuridad.
La noche en que habito me habita
y así suelo decir que todo es
noche.
Una noche que alimenta mis
silencios
y los llena de palabras que se
yerguen.
Acaso no sea mucho, pero a veces
basta
con saber que siempre hay un nuevo
poema
aguardándome y que en la noche
postrera
nadie podrá negarme la última
palabra.
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