dissabte, 14 de març del 2020

REFLEXIONS A PROPÒSIT DEL CORONAVIRUS

Compartim dubtes i febleses. Ens creiem déus, però som humans. L'amenaça d'un nou virus ens recorda que la humanitat té enemics comuns que no es poden véncer anant cadascú a la seua. La nostra vulnerabilitat és una veritat essencial incontestable, fins i tot per a aquells que no creuen en la veritat. La diferència entre el coronavirus i el canvi climàtic és que la infecció té unes conseqüències tan immediates que no és possible l'autoengany, però l'evidència és la mateixa: hi ha batalles que sols es poden guanyar si actuem units i de manera responsable.
Com diu el professor José Luis Villacañas, "estamos cansados de procesos acumulativos inacabables, sea lo que sea esto que acumulemos. Capital, acciones, méritos, poder, influencia, reconocimiento, tensiones. Ponerlo todo en cuarentena y ser capaces de sobrevivir en soledad dos semanas. Kant dijo una vez que lo más educativo para el escolar era dejarlo media hora sin hacer nada, en silencio, haciéndole descubrir el poder de su interioridad. Hacer lo mismo en la vida adulta, para descubrir el poder de hacerse preguntas. Quizá sea el momento y quizá sea esa la función de este shock. ¿Y si salvaguardar la comunidad de la vida exigiera no acumular, sino precisamente gastar la riqueza acumulada en la investigación, en la protección general? ¿Y si este tipo de experiencias dramáticas nos diera la señal de que no hay posibilidad de salvarse solos? ¿Y si dejamos de pensar el sistema productivo al servicio de su propia acumulación indefinida y lo encaminamos a objetivos sociales equilibrados y lo pensamos capaz de aceptar sus propios límites?".
Són preguntes necessàries que tots hem de fer-nos. La veritat és incòmoda, però sense veritat no podem viure. La nostra llibertat i la nostra supervivència depenen de la capacitat de resistència a la mentida. I en este moment de greu crisi som capaços de comprendre, d'acord amb Villacañas, que "hemos ido acumulando malestar en la misma proporción y quizá debiéramos comenzar a compensar esto. Nos hemos embarrancado en minucias, en cuestiones que vienen determinadas por acciones y reacciones propias de nuestra insignificancia, en una agenda que no controlamos, de la que hay demasiadas evidencias de que nos gustaría escapar, ponerla a cero, volver a empezar. Un momento de sinceridad podría fácilmente sugerirnos que estamos cansados de no saber adónde vamos de verdad, de carecer de un fin".

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